El teñido con tintes naturales es una técnica milenaria que perdura hasta nuestros días y que gracias a las manos de los artesanos ha adquirido un signo distintivo de tradición entre nuestros pueblos y comunidades.
La vistosidad y la calidad de los bordados mazahuas, en sus diversas expresiones, los tapetes e indumentaria tradicional de la etnia otomí o la exquisita confección de los rebozos de Tenancingo, así como los productos elaborados con fibras vegetales como palma y paja, son sólo algunos ejemplos de la riqueza artesanal de los mexiquenses, en donde la aplicación de esta antigua técnica ha encontrado un campo fértil.
Es un patrimonio que debemos proteger y difundir como parte de los valores históricos y culturales de nuestra sociedad.